jueves, noviembre 3
DIÁLOGO EN TORNO AL CICLO "CINE ARGENTINO AL CINE"
El siguiente es un diálogo entre los miembros del PCI Lucía Puenzo, Tamae Garateguy, Juan Villegas, Ariel Rotter, Rodrigo Moreno y Paulo Pécora, con motivo del ciclo "Cine argentino al cine", que se llevará a cabo del 17 de noviembre al 4 de diciembre próximo en el Cine Cosmos-UBA con el objetivo de concientizar sobre las graves dificultades que tienen las películas argentinas para ser exhibidas en las salas de cine.
-Paulo Pécora: Algo interesante del PCI es que es una asociación de cineastas en continua actividad…
-Rodrigo Moreno: Creo que eso debería ser algo normal y que la gente que participa de una asociación sea gente que esté viviendo la problemática de la actividad hoy en día, sobre todo frente a la actitud de muchas asociaciones fantasmas que pululan por ahí. De los 50 miembros actuales del PCI, casi el 90 por ciento, sino el 100, somos directores en actividad.
-PP: ¿Qué sería para ustedes lo que distingue al PCI de otras asociaciones?
-Ariel Rotter: Es difícil hablar del perfil de una asociación que justamente se caracteriza por su diversidad. No tiene un planteo común estético, sino que presenta una gran diversidad de miradas. Me parece que un elemento fundamental es la búsqueda de modos alternativos de producción y la idea de seguir una forma de producir a favor del cine y no pensándolo al revés, como muchas veces sucede, pensar el cine para que sea redituable o pensar cómo hacer para que funcione un negocio.
-Tamae Garateguy: Es una asociación y un lugar donde uno siente ganas de estar y participar, primero porque son todos directores en actividad, muy interesantes y heterogéneos en sus obras y el gusto que pueden tener por las películas. Pero también llega mucho toda la movida que hizo el PCI para que haya posibilidades para las nuevas generaciones de realizadores y operaprimistas. Creo que ahora los directores nóveles tienen más acceso al Incaa, cuando antes era algo realmente inaccesible, y eso te da la pauta de que se pueden hacer cosas y se puede mejorar.
-Juan Villegas: Creo que lo que nos caracteriza tal vez no sea una estética pero sí una ética para acercarnos al cine. Esa ética tiene que ver con una preocupación por las maneras de producir nuestras películas, de conseguir la financiación.
-AR: Se trata de buscar los modos de salir a filmar sin por eso estar dispuestos a entrar en un mecanismo que te obliga a arrastrarte o a conseguir favores por influencias, por contactos o conocidos en los comités del Incaa. Cada uno de nosotros hace sus películas como puede, pero una premisa conjunta es intentar tener una industria cinematográfica más sana, con reglas más claras, con un funcionamiento más transparente, que no exista más lugar para el amiguismo.
-PP: Lo importante entonces sería no perder el eje de la cuestión, que es el cine…
-AR: A la vez, una de nuestras preocupaciones es qué cine se hace hoy, quiénes son los que eligen los proyectos que se hacen y descartan los que no se hacen. La integración y los criterios de los comités del Incaa son un punto crucial, porque allí hay un gran filtro y cuando el PCI fue invitado a formar parte de esos comités creo que lo hizo con mucha dedicación y con mucha seriedad.
-RM: Además, PCI es una entidad independiente en muchos sentidos, no solamente en el sentido de un cine independiente, que es una especie de entelequia muy difícil de precisar, pero es independiente de los poderes políticos que componen la industria del cine, e incluso es independiente de sí mismo, porque muchas veces los integrantes del PCI han votado en contra de los proyectos de otros compañeros del PCI. Tratamos de no ser corporativistas en una actividad que está completamente atravesada por el corporativismo.
-JV: A veces se nos reclama: “¿Por qué dicen que son independientes si hacen películas con apoyo del Incaa?” Y la verdad es que uno hace películas, a veces con el apoyo del Incaa y otras sin su apoyo. En el PCI hay de todo, películas hechas por fuera y por dentro del Incaa. Pero si uno hace una película por dentro del Incaa, no lo hace porque siente que le está pidiendo un favor a alguien, sino porque es un derecho adquirido por una ley y porque es justo y hay que defender la posibilidad de que el Estado subsidie la producción del cine. Si aceptamos que eso es así, es una herramienta más de producción. Por eso creo que aun así uno puede mantener la independencia.
-PP: La independencia va por otro lado, no necesariamente por una cuestión económica, sino más bien por una conducta…
-Lucía Puenzo: Justo en este ciclo se estrena “Las Acacias”, que ganó por primera vez en la historia del cine argentino la Cámara de Oro en Cannes. La película tuvo muchísima resistencia dentro del comité del Incaa, fue una pelea muy grande que se generó ahí, y creo que esto está bueno decirlo porque se cuestionaba incluso la existencia de las óperas primas y cómo confiar en un director que nunca había hecho una película. También fue el caso de “Pompeya”, a la que se cuestionaba cómo Tamae iba a poder hacer una película con semejante guión, porque no entraba en la cabeza que métodos alternativos de producción fueran solventes y generaran una buena película, y a pesar de todo se hizo y ganó Mar del Plata.
-JV: Si uno revisa la programación de los festivales clase A de este año, la cantidad de películas de directores del PCI es abrumadora en relación a las de otras asociaciones.
-RM: Creo que nuestra carta de triunfo frente a la industria es un cine de exportación y eso no se corresponde con el peso que tiene la asociación en los esquemas de toma de decisiones. Me parece que no tiene el peso que debería tener o el reconocimiento que merece, especialmente en relación a la vigencia de sus asociados y en relación al mercado que fueron abriendo sus películas en Europa y América Latina.
-AR: Lo que me resulta estimulante es que cada vez más gente se va acercando y se siente identificada en un modo de abordar las problemáticas del cine. El PCI surgió de un grupo de amigos y conocidos que nos juntábamos para tratar de entender entre todos cómo era que se podía hacer cine y para compartir nuestras experiencias, en vez de estar todos desperdigados.
-RM: Pero también porque nacimos un poco a la sombra de una ley de cine que no nos incluía en ningún aspecto. Nosotros nos fuimos ganando por derecho propio y por trabajo ese espacio. Porque en el sistema que estaba contemplado para organizar la actividad cinematográfica no había ni siquiera un concurso de óperas primas. Esa fue un poco la génesis de nuestra asociación.
-LP: Lo que está bueno del ciclo es que es un pequeño oasis para que la gente pueda ver las películas que no pudo ver antes, ya que claramente hoy en día el eslabón más frágil del cine nacional es la distribución y la exhibición, y muchas de estas películas pelean con reglas muy caníbales.
-JV: Esto pasa con películas muy chicas y también con películas industriales.
-LP: Los circuitos alternativos son muy pocos y contados con los dedos de una mano, por lo cual hay un montón de películas que están a la cola y no encuentran salas. La pelea que hay que dar hoy en día es esa, para saber qué va a pasar en los próximos años con la falta de los circuitos alternativos y la necesidad de salir a inventarlos.
-JV: Se están consensuando con otras entidades una serie de propuestas para elevar al Incaa y para quien quiera escuchar sobre posibles soluciones del tema de la exhibición. Yo creo que la solución no puede ser algo aislado, como exigir que los cines pasen cine argentino, si eso no va acompañado de una serie de medidas y de un plan a largo plazo. Creemos que cualquier medida debe estar acompañada de una mayor y mejor difusión del cine argentino, de un proyecto de formación de espectadores en las escuelas, una mayor posibilidad de que las películas circulen en el interior y la creación de un circuito alternativo afín a cierto tipo de películas.
PP: En relación a esto, ¿cómo toman ustedes el tema del arancelamiento de las películas extranjeras?
AR: Me parece que está bueno porque demuestra una reacción frente al problema, es una muestra de que hay conciencia del asunto y voluntad de solucionarlo. Quizás sea la medida menos influyente de todas las que habría que tomar, pero por lo menos es la primera. Sin embargo, en términos prácticos es como hacerle cosquillas a un gigante. No afecta ni va a cambiar mucho las cosas. De todos modos creo que la manera de garantizar la diversidad es poniendo una traba y reglamentando la libre disponibilidad de las pantallas. Ese es el mejor modo de que haya una pluralidad de voces y de imágenes, porque de eso depende la identidad cultural de un país.
-Paulo Pécora: Algo interesante del PCI es que es una asociación de cineastas en continua actividad…
-Rodrigo Moreno: Creo que eso debería ser algo normal y que la gente que participa de una asociación sea gente que esté viviendo la problemática de la actividad hoy en día, sobre todo frente a la actitud de muchas asociaciones fantasmas que pululan por ahí. De los 50 miembros actuales del PCI, casi el 90 por ciento, sino el 100, somos directores en actividad.
-PP: ¿Qué sería para ustedes lo que distingue al PCI de otras asociaciones?
-Ariel Rotter: Es difícil hablar del perfil de una asociación que justamente se caracteriza por su diversidad. No tiene un planteo común estético, sino que presenta una gran diversidad de miradas. Me parece que un elemento fundamental es la búsqueda de modos alternativos de producción y la idea de seguir una forma de producir a favor del cine y no pensándolo al revés, como muchas veces sucede, pensar el cine para que sea redituable o pensar cómo hacer para que funcione un negocio.
-Tamae Garateguy: Es una asociación y un lugar donde uno siente ganas de estar y participar, primero porque son todos directores en actividad, muy interesantes y heterogéneos en sus obras y el gusto que pueden tener por las películas. Pero también llega mucho toda la movida que hizo el PCI para que haya posibilidades para las nuevas generaciones de realizadores y operaprimistas. Creo que ahora los directores nóveles tienen más acceso al Incaa, cuando antes era algo realmente inaccesible, y eso te da la pauta de que se pueden hacer cosas y se puede mejorar.
-Juan Villegas: Creo que lo que nos caracteriza tal vez no sea una estética pero sí una ética para acercarnos al cine. Esa ética tiene que ver con una preocupación por las maneras de producir nuestras películas, de conseguir la financiación.
-AR: Se trata de buscar los modos de salir a filmar sin por eso estar dispuestos a entrar en un mecanismo que te obliga a arrastrarte o a conseguir favores por influencias, por contactos o conocidos en los comités del Incaa. Cada uno de nosotros hace sus películas como puede, pero una premisa conjunta es intentar tener una industria cinematográfica más sana, con reglas más claras, con un funcionamiento más transparente, que no exista más lugar para el amiguismo.
-PP: Lo importante entonces sería no perder el eje de la cuestión, que es el cine…
-AR: A la vez, una de nuestras preocupaciones es qué cine se hace hoy, quiénes son los que eligen los proyectos que se hacen y descartan los que no se hacen. La integración y los criterios de los comités del Incaa son un punto crucial, porque allí hay un gran filtro y cuando el PCI fue invitado a formar parte de esos comités creo que lo hizo con mucha dedicación y con mucha seriedad.
-RM: Además, PCI es una entidad independiente en muchos sentidos, no solamente en el sentido de un cine independiente, que es una especie de entelequia muy difícil de precisar, pero es independiente de los poderes políticos que componen la industria del cine, e incluso es independiente de sí mismo, porque muchas veces los integrantes del PCI han votado en contra de los proyectos de otros compañeros del PCI. Tratamos de no ser corporativistas en una actividad que está completamente atravesada por el corporativismo.
-JV: A veces se nos reclama: “¿Por qué dicen que son independientes si hacen películas con apoyo del Incaa?” Y la verdad es que uno hace películas, a veces con el apoyo del Incaa y otras sin su apoyo. En el PCI hay de todo, películas hechas por fuera y por dentro del Incaa. Pero si uno hace una película por dentro del Incaa, no lo hace porque siente que le está pidiendo un favor a alguien, sino porque es un derecho adquirido por una ley y porque es justo y hay que defender la posibilidad de que el Estado subsidie la producción del cine. Si aceptamos que eso es así, es una herramienta más de producción. Por eso creo que aun así uno puede mantener la independencia.
-PP: La independencia va por otro lado, no necesariamente por una cuestión económica, sino más bien por una conducta…
-Lucía Puenzo: Justo en este ciclo se estrena “Las Acacias”, que ganó por primera vez en la historia del cine argentino la Cámara de Oro en Cannes. La película tuvo muchísima resistencia dentro del comité del Incaa, fue una pelea muy grande que se generó ahí, y creo que esto está bueno decirlo porque se cuestionaba incluso la existencia de las óperas primas y cómo confiar en un director que nunca había hecho una película. También fue el caso de “Pompeya”, a la que se cuestionaba cómo Tamae iba a poder hacer una película con semejante guión, porque no entraba en la cabeza que métodos alternativos de producción fueran solventes y generaran una buena película, y a pesar de todo se hizo y ganó Mar del Plata.
-JV: Si uno revisa la programación de los festivales clase A de este año, la cantidad de películas de directores del PCI es abrumadora en relación a las de otras asociaciones.
-RM: Creo que nuestra carta de triunfo frente a la industria es un cine de exportación y eso no se corresponde con el peso que tiene la asociación en los esquemas de toma de decisiones. Me parece que no tiene el peso que debería tener o el reconocimiento que merece, especialmente en relación a la vigencia de sus asociados y en relación al mercado que fueron abriendo sus películas en Europa y América Latina.
-AR: Lo que me resulta estimulante es que cada vez más gente se va acercando y se siente identificada en un modo de abordar las problemáticas del cine. El PCI surgió de un grupo de amigos y conocidos que nos juntábamos para tratar de entender entre todos cómo era que se podía hacer cine y para compartir nuestras experiencias, en vez de estar todos desperdigados.
-RM: Pero también porque nacimos un poco a la sombra de una ley de cine que no nos incluía en ningún aspecto. Nosotros nos fuimos ganando por derecho propio y por trabajo ese espacio. Porque en el sistema que estaba contemplado para organizar la actividad cinematográfica no había ni siquiera un concurso de óperas primas. Esa fue un poco la génesis de nuestra asociación.
-LP: Lo que está bueno del ciclo es que es un pequeño oasis para que la gente pueda ver las películas que no pudo ver antes, ya que claramente hoy en día el eslabón más frágil del cine nacional es la distribución y la exhibición, y muchas de estas películas pelean con reglas muy caníbales.
-JV: Esto pasa con películas muy chicas y también con películas industriales.
-LP: Los circuitos alternativos son muy pocos y contados con los dedos de una mano, por lo cual hay un montón de películas que están a la cola y no encuentran salas. La pelea que hay que dar hoy en día es esa, para saber qué va a pasar en los próximos años con la falta de los circuitos alternativos y la necesidad de salir a inventarlos.
-JV: Se están consensuando con otras entidades una serie de propuestas para elevar al Incaa y para quien quiera escuchar sobre posibles soluciones del tema de la exhibición. Yo creo que la solución no puede ser algo aislado, como exigir que los cines pasen cine argentino, si eso no va acompañado de una serie de medidas y de un plan a largo plazo. Creemos que cualquier medida debe estar acompañada de una mayor y mejor difusión del cine argentino, de un proyecto de formación de espectadores en las escuelas, una mayor posibilidad de que las películas circulen en el interior y la creación de un circuito alternativo afín a cierto tipo de películas.
PP: En relación a esto, ¿cómo toman ustedes el tema del arancelamiento de las películas extranjeras?
AR: Me parece que está bueno porque demuestra una reacción frente al problema, es una muestra de que hay conciencia del asunto y voluntad de solucionarlo. Quizás sea la medida menos influyente de todas las que habría que tomar, pero por lo menos es la primera. Sin embargo, en términos prácticos es como hacerle cosquillas a un gigante. No afecta ni va a cambiar mucho las cosas. De todos modos creo que la manera de garantizar la diversidad es poniendo una traba y reglamentando la libre disponibilidad de las pantallas. Ese es el mejor modo de que haya una pluralidad de voces y de imágenes, porque de eso depende la identidad cultural de un país.
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