La directora argentina Celina Murga ganó en Berlín una mención especial del Premio Caligari, que un jurado paralelo otorga a la mejor película de la sección Forum del Festival de Cine de Berlín, donde compitió con “Escuela Normal”, un documental sobre los alumnos secundarios de la Escuela Normal 5 de Paraná, Entre Ríos.
Se trata de una mención de un premio paralelo, pero seguramente será de gran importancia para la directora argentina, que en este nuevo trabajo describe la vida de los estudiante de la primera Escuela Normal fundada por Domingo Faustino Sarmiento y muestra cómo se involucran políticamente para mejorar su futuro.
La nueva película de la autora de “Ana y los otros” y “Una semana solos” participó en el Foro del Cine Joven del certamen alemán, donde también compitió “Salsipuedes”, del cordobés Mariano Luque, mientras que “Nosilatiaj. La Belleza”, de la salteña Daniela Seggiaro, lo hizo por el Oso de Cristal en la sección Generation.
“Tengo un interés marcado por la juventud y la niñez, tenía la inquietud de volver a la escuela y poder observar qué está pasando hoy en las aulas”, afirmó Murga, quien se inspiró en el filme galo “Ser y tener”, donde Nicolas Philibert registraba magistralmente la conducta y la forma de vida de los niños alumnos y de un extraordinario profesor en una escuela primaria francesa.
Ganadora de un concurso del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (lncaa) con motivo de los festejos del Bicentenario, Murga afirmó que –siguiendo la línea de Philibert- eligió “plantar la cámara y esperar con paciencia a que la realidad se manifestara, pero con la idea de buscar cierta sensación de ficción en la puesta en escena. Sentí que debía haber más acción, dinamismo y más velocidad, un tempo que tuviera que ver con la pasión de los chicos por la política”.
Murga registra durante un año la vida cotidiana de los alumnos secundarios de esta escuela que alberga un total de 1600 niños y jóvenes entre jardín de infantes, primaria y secundaria, asiste a sus discusiones y muestra la forma en la que se involucran en la vida política, a través de sus estudios y con la participación en la campaña y la elección del nuevo presidente del centro de estudiantes.
La Escuela Normal 5 data de 1871 y fue la primera fundada por Sarmiento, con la idea de formar maestros para el país: “En un país que recibía tanta inmigración, Sarmiento creía que había que normalizar la educación para formar a un ciudadano argentino. Su idea era estandarizar la enseñanza y la educación para darles a todos las mismas herramientas para poder vivir en sociedad”.
Egresada de esa misma institución, Murga afirmó que su intención era “mostrar el ciclo de la vida y los procesos humanos atravesados por la escuela. Quería ver cómo se forman en las aulas esas personas del futuro. Es una reflexión sobre ese ciclo y la importancia de la escuela en la formación de esas personas”.
En ese sentido, la película tiene momentos importantes, como cuando los alumnos ponen en duda una parte del Preámbulo de la Constitución en la que se menciona a Dios, y una joven afirma con acierto que “no todos somos católicos” en la Argentina, o como cuando varios compañeros discuten entre sí sobre la necesidad o no de que existan leyes que regulen la vida en sociedad.
“Siento que muchas veces los adultos piensan que los jóvenes no tienen motivaciones ni se comprometen. Sin embargo, me encontré con que todos estos jóvenes que tienen voluntad, compromiso y pasión por hacer política, tomar las riendas de su futuro, ensayar cómo ser buenos ciudadanos y qué hacer por el bien de todos”, agregó la cineasta.
La cámara de Murga se involucra y sigue a los alumnos en todo el proceso de la campaña electoral que se realiza en la escuela para renovar su dirigencia estudiantil, muestra a los candidatos en sus reuniones y deliberaciones, y cuando intentan convencer a sus compañeros de que ellos podrán conseguir una biblioteca para la escuela o bajar los precios de la cafetería.
Pero además de revelar cómo los jóvenes aprenden y viven en carne propia las circunstancias del sistema político, Murga realiza un homenaje a la jefa de preceptores de la escuela, que llama la atención por su gran capacidad para mantener en orden el “caos” de una escuela en constante ebullición, ocupándose tanto de los asuntos estrictamente académicos como de velar por la seguridad de los chicos, tratarlos con un gran respeto, enseñarles buenos modales y darles el ejemplo como si fuera su madre.
“Tenía la idea de volver a esa escuela con otra perspectiva a la que tenía cuando estudiaba allí, y me encontré con una situación muy distinta: ahora es una escuela mucho más participativa, con mucho más diálogo y participación de los alumnos”, recordó Murga, que actualmente trabaja en la producción de “La tercera orilla”, con producción del estadounidense Martin Scorsese.
“Me encontré con un espacio donde los chicos ensayan cómo insertarse políticamente en la sociedad. Las escuelas dejaron de ser espacios totalmente abocados a la formación académica e intelectual para pasar a ser espacios de contención social, donde los chicos están y pasan mucho más tiempo fuera del aula. El espacio de la convivencia es mayor que la del estudio”, añadió.
La cineasta señaló que encontró “un cierto vacío en la cuestión formativa. Tengo la sensación de que los chicos están un poco en banda. Hay un mayor diálogo, debate y discusión, pero no sé si es un espacio real de encuentro. Creo que la escuela debería ocupar más el espacio del saber académico”.
Murga también tuvo como referencia el documental “High School” (1968), de Frederick Wiseman, ya que “hay algo de cómo él deja que esa institución se manifieste, imponiendo su mirada de una manera muy sutil. Yo quería hablar de la escuela pero también quería hablar de las personas. Quería que hubiera un equilibrio entre institución y personas”, agregó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Dejanos tu comentario...