"Pompeya", violento filme de la debutante Tamae Garateguy que tiene como fondo uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires, sigue en cartel en varias salas porteñas después de su estreno comercial el jueves último y tras su paso exitoso en 2009 y 2010 por el Bafici porteño y el Festival de Mar del Plata.
El problema aparece porque, de golpe, la fantasía deja de tener solución de continuidad con la realidad y los personajes de uno y otro lado parecen confundirse, generando un nuevo ámbito, el de la ficción de policial algo barato y el de la realidad del backstage de cine, a veces tan ramplón como el de esos relatos.
Así es la trama del filme con el que la actriz y también cineasta Garateguy debuta en el largometraje en forma solitaria, desafiando la idea de que el cine policial o de mafias es patrimonio exclusivo de los hombres.
"Pompeya" viene de ganar el premio a mejor película argentina en el Festival de Mar del Plata de 2010, que también reconoció a Chang Sung Kim como mejor actor de la sección nacional y es la opera prima en solitario De Garateguy luego del debut compartido con Camilia Toker y Santiago Giralt en 2006 con "Upa! Una Película Argentina", que fue distinguida como Mejor Filme de la Competencia Argentina del Bafici ese año.
Autora de los cortometrajes "¿Quién es Rael?" (2004) y "Humahuaca 70" (2008), la realizadora de "Pompeya" acaba de terminar el primer corte de su segundo largometraje en solitario, "Mujer lobo", acerca de una asesina serial, que estrenará en 2013 y tiene a Mónica Lairana como una mujer que seduce hombres en la Línea B de subterráneos, tiene sexo con ellos y los asesina.
Con "Pompeya" Garateguy es la primera cineasta argentina que encara el policial negro y una de las primeras a nivel mundial en trabajar la violencia, después de la estadounidense Ida Lupino, que en la década del 60 estuvo al frente de series de televisión como "El fugitivo" o "Los intocables".
"Es así porque todavía la mirada sigue siendo machista. Fijate que a ningún hombre le preguntan por qué hace una película con protagonistas femeninas profundas", apunta la autora del filme que lleva el nombre de su barrio natal, donde su abuelo japonés tenía una tintorería.
"Creo que la Argentina es una isla en el sentido de la cantidad y calidad de las directoras mujeres, casi como si los buenos directores estuviesen repartidos mitad y mitad entre hombres y mujeres... Lo que yo no sé es si las mujeres tenemos cierta autocensura a la hora de contar...", reflexiona.
"Una puede meterse en un mundo masculino sin ser por eso ser un hombre ¿se entiende? Siempre tomo el caso de Pedro Almodóvar, alguien que accede al mundo femenino porque ese mundo le atrae", ejemplifica.
Virando la dirección de la charla, la realizadora cuenta que "en la película hay muchos momentos que tienen que ver con la parodia", y aclara también que sucedió algo que no estaba previsto y que fue que "al traspolar el género a la ciudad de Buenos Aires todas las escenas de violencia con armas cobran otra potencia, porque no se trata de una historia en un lugar lejano sino algo muy cercano", asegura.
Garateguy cuenta que en este filme “vuelve la idea de cine dentro del cine" que era parte de la trama central de “Upa!”, y remarca que esta vuelta solo podía hacerla riéndose de sí misma y con autoreferencialidad.
“La idea fue meterme en las bambalinas del proceso creativo de la escritura y poner en relieve situaciones que pasan cuando los guionistas se encuentran con los directores", remarca.
La realizadora agrega que "con Diego Fleischer, mi coguionista, decíamos: `qué bueno sería hacer una especie de actualización del cuchillero, del compadrito, con antihéroes desde la fantasía”.
"Quería personajes virando al cliché, rarezas; de hecho todos tienen nombres en inglés, como Dylan, Shadow, Timmy, Lana, Sharon... La idea de hacer una referencia a los cuchilleros de Borges tiene como meta encontrar cuestiones que anclen en algo que conocemos para generar un nuevo imaginario", insiste.
Por otra parte y acudiendo a una mirada más amplia, Garateguy sostiene, con una sonrisa cómplice, que "se está dando un `nuevo cine argentino de género`", y aclara que "no es un fenómeno solamente local, sino que creo que es algo que está ocurriendo en varios lugares al mismo tiempo: en Uruguay y en Brasil está surgiendo un nuevo cine latinoamericano, de género, muy interesante".
"A mi modo de ver -ensaya- esto surge porque los directores quieren acercarse a la gente, al público y el género, a fin de cuentas, es proponer al espectador un juego que todos conocemos pero que siempre está abierto a la sorpresa: el desafío está en innovar y seguir sorprendiendo, y la gente valora ese esfuerzo", insistió.
Lo dice en relación a "Pompeya" pero también a "Mujer lobo", la propuesta que guarda para 2013 y en la que pone en el centro de la escena el erotismo y el sexo, "todo el sexo que en `Pompeya` puede estar insinuado pero no aparece tan expuesto".
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