Los grandes proyectos nacen, a veces, de las situaciones más cotidianas. Es el caso del segundo largometraje del crítico y cineasta Paulo Pécora, Marea baja, que cobró impulso a partir de una charla entre amigos que alentaron a Pécora a darle forma a esa idea que le daba vueltas en su cabeza sobre un hombre que esperaba su muerte. El segundo largometraje de Pécora, que se presentó en Pantalla Pinamar, es un film noir en el que un delincuente busca refugiarse en el interior del Delta, huyendo de unos cómplices que lo buscan para cobrarle una deuda. El Delta del Paraná es un paso previo para el destino final, Uruguay. Pero este hombre oscuro y extraño, de cuyo pasado nada se sabe, también busca allí el dinero de otro delito que cometió. Al llegar al lugar, en medio de la selva, se refugia en una casona en la que viven dos mujeres con quienes entabla una relación muy particular.
“Me interesaba retratar el costado oscuro del ser humano y, a diferencia de mi largo anterior, El sueño del perro, que trataba de ser luminoso, poético y que buscaba la belleza de la persona, en Marea baja quise hacer lo contrario”, señala Pécora en diálogo con Página/12. “Como mi intención era que la película indagara en ese lado oscuro del ser humano, me parecía ideal el policial negro, no sólo por la temática, sino también por el estilo”, agrega el director que buscó inspiración en grandes clásicos como Casta de malditos, de Stanley Kubrick, y Rififi, de Jules Dassin, “donde todo les sale mal a los personajes, donde el destino los alcanza, a pesar de que estén tratando de escapar”, explica Pécora.
Una de las características de Marea baja, al igual que en los anteriores trabajos de Pécora, es la escasez de diálogos. Se trata de un cine donde el fuerte es la imagen antes que lo discursivo, algo que se ve cimentado en la parquedad del protagonista, Pascual, interpretado por Germán de Silva, quien vuelve a componer a un hombre de pocas palabras, como el camionero de Las acacias. “Creo que los personajes se tocan en lo humano, pero no tiene nada que ver la historia de un laburante que se ha pasado cuarenta años de su vida arriba de un camión con un tipo que es un malhechor en las últimas, muy quemado y que está buscando sacar la cabeza de ese barro, pero va de cabeza hacia su destino final”, señala De Silva.
Otra de las características de Marea baja es que no brinda demasiada información sobre el pasado del personaje. Todo lo que ofrece es con cuentagotas. Pécora explica que la idea era justamente omitir información: “Dar pequeños indicios, pinceladas y pequeñísimos anuncios de lo que podría llegar a ocurrir justamente para dejar al espectador en cierta ambigüedad, en un cierto desconcierto y que las cosas vayan sucediendo sorpresivamente.”
Marea baja comparte con El sueño del perro la elección del escenario: el Delta. También en El sueño del perro el personaje escapaba de la ciudad. Pero la diferencia es que en la ópera prima de Pécora el protagonista iba al Tigre para toparse con su muerte y, en realidad, encontraba motivos para seguir viviendo, como una suerte de redención espiritual, mientras que en el caso de Marea baja se trata de algo más terrenal: un hombre que escapa para buscar una vida mejor y tratar de dejar atrás un pasado terrible, “pero lo que encuentra es lo contrario”, según define su creador.
Nota tomada de la sección Espectáculos del diario Página/12 del día 14 de marzo de 2013.
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